Entrevista con Jorge Pensi

El estudio Pensi Design Studio está situado en un bajo luminoso que da a uno de los jardines interiores de lo que se conoce como las Villas Olímpicas de Barcelona. En seguida nos reciben amigablemente Jorge Pensi, Constanze Schütz, Diego Slemenson y Roman Proubasta, un equipo de diseñadores que más allá de la relación profesional, actúa como una familia. Y como tal, cada uno se siente libre de aportar sus ideas en el transcurso de la entrevista.

La última novedad de Pensi Design Studio en el catálogo de RESOL ha sido la incorporación de la ANOU Indoor. Se trata de un sillón de medidas generosas pensado para abrazar a quien se siente. ¿Es así? Me gustaría que lo explicara con sus palabras.

Jorge Pensi (J.P.) La idea nuestra era cómo lograr que un objeto que tiene una estructura de plástico por fuera, fuera lo suficientemente seductor para poderlo tener en el interior. En su momento, pensamos que podríamos tapizarlo completamente.

El origen de ANOU es un sillón para exterior que destaca por el diseño en la parte del respaldo ya que rememora el cosido de las butacas de piel. ¿Cómo surgió la idea de trasladar este concepto en una pieza de polipropileno? ¿Qué pasos tuvieron que hacer para conseguir industrializar una idea que partía de un origen inicialmente “artesanal”?

J.P. Sí, fue como un guiño, para dar la sensación de un objeto más cálido, no una pieza de plástico. Pero me gustaría que lo explique Constance, que también estuvo muy implicada en el proceso creativo.

Constanze Schütz (C.S.) Sí, lo que queríamos es que los 360º de la butaca fueran sorprendentes. Es el hecho de ir descubriendo en una cáscara de nuez la parte más mullida de los cojines donde me quiero sentar.

J.P. Y a partir de esta cáscara de nuez lo que queríamos era dar diferentes usos a partir de las diferentes opciones de patas que hay. La mecedora por ejemplo es una de estas opciones.

Precisamente la mecedora es quizás la opción más diferencial. Y más si se tiene en cuenta que es una butaca de grandes dimensiones.

C.S. La mecedora era nuestro sueño de hacía muchos años. Y estuvimos muy felices que Resol lo aceptara en su momento. Además salió al mercado en una época que no se hacía y ahora se vuelve a hacer. Yo en cambio tenía una en casa y la hemos utilizado muchos años.

También hay la versión con patas de madera. Realmente, Anou es muy versátil.

C.S. La concepción original de esta butaca era un sillón para exterior, pero con el confort de una butaca mullida como las de interior. Entonces lo que quisimos fue a partir de una misma butaca, abarcar muchos ámbitos, el interior y el exterior y el cambio de patas. Las de madera, por ejemplo, le dan mucha calidez.

Además la familia creció. Tanto la versión de exterior como de interior se complementan con un pouf que amplía las posibilidades de descanso y que en su versión exterior se convierte en mesita si retiramos el cojín.

J.P. Hay una parte super importante que no estamos nombrando y que es ésta que voy a decir a continuación. Cuando diseñamos la mesa Toledo Aire, diseñamos una base de aluminio y dijimos, si hiciéramos una base mayor podríamos tener mesas más grandes y al mismo tiempo la podríamos utilizar para la Anou.

Dentro del catálogo RESOL hay otra gran familia nacida en Pensi Design Studio. Se trata de la familia Toledo. La matriarca es la silla TOLEDO en aluminio anodizado, que salió al mercado en 1988 y que se ha convertido en un referente mundial, reconocible y reconocido por muchas personas. Puede explicarnos ¿cuál es el motivo por el que perdure su reconocimiento a lo largo de todos estos años?

Diego Slemenson (D.S.) Tenemos el privilegio de haber diseñado un icono del diseño español con prestigio internacional y además es la primera silla del mundo de aluminio fundido que podía ir al exterior. Para que esto fuera posible tenía que cumplir una serie de características. Por un lado, que su producción fuera artesanal. Tiene cuatra patas y cuatro piezas de aluminio fundido y todo eso se tiene que atar con tornillos y tuercas escondidas y este conjunto de cosas determinan su forma. Y cuando la silla se independizó, nuestro sueño fue hacerla con otra tecnología.

J.P. Si volvemos al origen, cuando se nos encargó la silla a nadie se le había ocurrido que sería de aluminio. Y un día, viendo un camarero en un bar que cortaba jamón con una cortadora de aluminio pensé que si había una cortadora de fiambre de aluminio por qué no hacer una silla de aluminio. Y te diría más, toda la forma de la silla aparece por una idea muy clara, la de eliminar peso.

D.S. Y la ranura de en medio es porque el material no corría.

J.P. Es el diálogo de la realidad y el deseo.

También se podría pensar que es como un esqueleto y que de la columna salen las costillas.

J.P. Pues efectivamente le queríamos poner un nombre de un hueso del cuerpo humano, pero el anterior fabricante prefirió poner el nombre de Toledo.

Unos años después, nació TOLEDO AIRE (2018) , la versión de la TOLEDO original en polipropileno inyectado en una sola pieza. Un sueño hecho realidad para Pensi Design Studio y RESOL.

D.S. Nuestra ilusión era ver la silla Toledo original con un material que la hiciera más accesible. Y con Resol lo conseguimos, adaptamos su diseño y nació Toledo Aire. La hicimos de una sola pieza y el resultado fue una forma mucho más orgánica, estéticamente es mucho más guapa.

C.S. Lo que en aluminio tuvimos que sacar, en plástico tuvimos que agregar para ganar estabilidad. Era como adaptar la forma al material. Y también su durabilidad está garantizada en el exterior como su silla predecesora. Un argumento a favor para ambas.

D.S. Es una silla icónica que se ha mantenido a lo largo de los años y que además la hemos reeditado en otro material y sigue gustando y se sigue viendo una silla super moderna. Además es estable, pero muy ligera. De ahí el nombre de Toledo Aire.

¿TOLEDO AIRE es el ejemplo más claro de lo que se podría llamar la democratización del diseño?

J.P. Sí, estoy de acuerdo con eso.

C.S. Aunque muchas veces el valor de una pieza no es el valor económico, sino el valor emocional.

Roman Proubasta R.P. Muchas veces el valor de un producto está relacionado con el vínculo que generes con él. Los contenedores están llenos de mobiliario que no se mantiene seguramente porque no se aprecia, pero en cambio, aquellos que te emocionan, perduran a lo largo del tiempo porque las personas no nos desprendemos de ellos.

J.P. Nosotros tenemos muchos productos que son atemporales y esto te da tranquilidad. Y el éxito de un producto no es que se venda mucho, sino que lo mires después de 15 años y digas qué bien que está.

TOLEDO AIRE también tiene su versión en plástico reciclado, dentro de la línea Green Edition de RESOL. Realmente, es una silla que funciona con diferentes materiales sin perder esa armonía de sus formas. Esto tiene mucho mérito, ¿no?

D.S. Sí, es genial que se haga la versión en plástico reciclado. Además, se percibe visualmente porque es un acabado diferente y es un plus. Que las cosas sean y además parezcan, a mí eso me parece muy importante.

Y la familia TOLEDO creció con una gama de mesas que acabaron de dar sentido a la colección posibilitando la creación de conjuntos. ¿Lo puede explicar?

J.P. Nosotros teníamos una mesa Toledo originariamente, con sobre de aluminio. Y cuando empezamos a hacer la mesa con Roman dijimos vamos a hacer las ranuritas en el sobre que evoquen la silla Toledo. Era importante para nosotros que tuviera este signo de identidad.

R.P. Lo que intentamos hacer con la mesa es aprovechar los atributos que nos dio Toledo Aire, donde los nudos desparecían, lo que buscamos es hacer una base que se uniera con las patas de forma continua. Las patas de la base recuerdan las patas de la silla y se unen de forma fluida.

Aquí es donde llega la magia, porque ya conseguimos tener un conjunto, una colección

R.P. Sí, de eso se trata, es tener un mismo lenguaje y poderlo aplicar en elementos diferentes.

En 2019 nació IKONA, un diseño innovador que mereció el IF Gold Design 2021. ¿Qué destacaría de este diseño?

C.S. Nos encargaron una silla que pudiera ser icónica, y claro, ya en todo el proceso de trabajo, la fuimos llamando la Icona y se quedó directamente el nombre. Con este premio cumplimos con el encargo porque se buscaba un producto que posicione la marca a nivel de diseño. Que fuera una nueva icónica, alternativa a Toledo.

J.P. Empezamos diciendo que queríamos algo muy ranurado.

C.S. Sí, primero hablamos de las sombras. En el fondo queríamos volver al icono de la Toledo, utilizando un recurso parecido, pero trasladado a los tiempos de hoy.

J.P. Sol y sombra, queríamos lograr estos efectos con unas formas diferentes.

C.S. Y además, trabajar una silueta diferente, tanto en la frontal como en la vista lateral. Y también se quería abrazar el cuerpo con los brazos, que en realidad, no son ni brazos ni respaldo agregado. Es como una deformación del respaldo hacia dentro.

J.P. En este caso, contrariamente a Toledo Aire, ha habido mucho trabajo de archivo digital para el diseño de Ikona.

C.S. Bueno, fue mi primera silla dibujada en 3D, yo siempre había dibujado a mano. El dibujo a mano tiene un punto abstracto, que expresa mucho mejor la intención final y lo que quieres decir con un objeto. Y como trabajamos en equipo muchas veces el otro ve en tu dibujo abstracto cosas que tú no habías visto, y esto es muy interesante.

Su estudio ha trabajado con muchísimas marcas nacionales e internacionales. ¿En qué radica el éxito de sus diseños?

J.P. Yo creo que en nuestra simpatía. (jajajaja) Y en la eterna búsqueda de una solución no establecida. Y siempre somos optimistas diciendo que lo mejor está por venir.

D.S. Tenemos mucha capacidad de adaptarnos a distintos clientes y somos muy estrictos. Muchas veces tenemos la necesidad de innovar, pero también es verdad que no podemos innovar más allá de la capacidad de innovar que tiene tu cliente. ¿Cómo mantener esa relación que te parece que es lo correcto y a la vez haces lo que al cliente le parece que tiene que hacer?

J.P. Y muchas veces somos muy estrictos respetando el briefing y otras muchas no le hacemos ni caso. Entonces, entre nosotros, ¿cambiáis la idea inicial del cliente a menudo?

R.P. No, se podría decir que a veces lo forzamos. Pero si vemos que no está contento, cambiamos en seguida. Nosotros somos unos apasionados de nuestro trabajo, es muy vocacional. Disfrutamos de cada proyecto, necesitamos hacer las cosas bien y cumplir con las necesidades del cliente y que el diseño pueda perdurar.

J.P. Nuestra lucha siempre es mostrar que estamos frescos y que lo que estamos haciendo está a nivel de lo que se espera. Que las cosas que diseñamos perduren no es una búsqueda pero cuando perduran es un orgullo.

C.S. En el fondo lo que intentamos hacer es crear un puente entre lo que nosotros interpretamos de la vida actual, el cliente que tenemos delante, y lo que puede amar la gente que usa los productos. Cuando un cliente ya te viene de entrada con la necesidad de crear algo icónico te quita frescura inicialmente, porque te crea un reto y te pone más tensión en el proceso creativo.

¿Cómo trabajan dentro del estudio? ¿Cómo sería un día normal de trabajo?

C.S. No hay un día normal en el estudio. Pero lo bueno que tiene el diseño es que no está fijado en el lugar de trabajo.

R.P. Nuestro trabajo no se puede medir por horas. Nunca sabes lo que vas a tardar en el proceso inicial de creación. Pero nunca hemos fallado en la fecha de entrega. Sí que puedo decir que somos muy creativos y cuando vemos a un cliente que no está emocionado con la idea, no nos cuesta proponer otra idea. Nuestro mayor trabajo es convencer al cliente.

¿Cómo ve el diseño de producto? ¿Cree que está todo inventado?

J.P. Está todo inventado pero se puede buscar cosas nuevas. Lo importante es llegar a algo que sea el origen de algo.

Damos por terminada la entrevista a cuatro, que más que una típica fórmula de pregunta-respuesta se ha convertido en una conversación en que todas las opiniones son igual de importantes. Sin duda, una manera de actuar que influye en la filosofía de un estudio cooperativo, en el que se trabaja con entusiasmo y con una clara intención de adelantarse al tiempo.